El riego es un elemento fundamental en la agricultura. Cuando pensamos en agricultura ecológica, el riego tiene un significado aún más importante al tratarse de un recurso naturalmente escaso e imprescindible para la vida.

En un huerto ecológico buscamos siempre un uso eficiente y respetuoso del agua. Por eso es tan importante planificar nuestros cultivos, estudiar las características topográficas del terreno, el tipo de suelo y determinar el origen del agua antes mismo de empezar nuestro huerto.

Orígenes y características del agua para el riego

De la misma manera que debemos conocer a fondo el suelo, el terreno y nuestros cultivos, es crucial tener información sobre el agua.

Fuente de agua

El agua puede venir de ríos o arroyos, pozos, depósitos artificiales, precipitaciones, nacientes o del grifo.

Cantidad disponible

Según el origen del agua, puedes descubrir si tendrás agua disponible en cantidad para todo un ciclo de producción o si necesitarás más de una fuente.

Calidad del agua

Al igual que en el punto anterior, el agua puede cambiar según su origen. El agua de la lluvia es muy diferente al agua de un pozo que puede contener más cal, por ejemplo. Así que la calidad del agua se mide según las sales disueltas en ella.

Propiedad legal

Según su localización, puede que sea necesario tramitar diferentes licencias para utilizar el agua para los cultivos.

Sistemas de riego para la agricultura

Son muchos los sistemas para regar disponibles, lo ideal es encontrar el sistema que mejor se adapte a las necesidades de los cultivos y a las características de las plantas.

Hoy hablaremos de 3 sistemas de riego ampliamente conocidos:

1. Riego por goteo

El riego por goteo consiste en mojar solamente la zona deseada a través de tuberías por las que circula el agua. El riego por goteo, como el propio nombre lo sugiere, emite un goteo constante y regular que va mojando el suelo, por lo que es necesario un sistema de bombeo para regular la presión del agua.

2. Riego por aspersión

En el riego por aspersión el agua es dispensada en forma de lluvia. El sistema también está compuesto por tuberías principales y secundarias. En algunos casos, las tuberías pueden ser móviles y desplazarse por la parcela de manera automática.

Para que el riego por aspersión funcione también se necesita un sistema de bombeo.

En este sistema, el agua cae sobre los cultivos, por eso no es recomendable para las plantas muy sensibles a la humedad o al ataque de hongos.

3. Riego por superficie

Uno de los sistemas más antiguos y populares. En este caso, el riego se da a través de la gravedad o escurrimiento del agua, una vez que es el propio suelo el encargado de guiar el agua desde el punto de origen del suministro hasta los puntos de riego.

La distribución del agua se da por medio de tuberías en el suelo, canales o acequias. Es un método más económico en lo que se refiere a instalación y mantenimiento, aunque requiere un mayor uso del agua y un mayor esfuerzo para preparar, planificar y nivelar la parcela.

¿Qué técnica sueles utilizar o piensas implementar en tu huerto?